Laura Ledesma y Marianela Cuzzani son dos chicas que un día quisieron componer un álbum y salir a tocarlo…pero en la vereda de sus casas de Colegiales. La intención era buena, y lo fue. Hoy, a más de un año de publicado el disco «Foto de un Buen Día» las chicas siguen haciendo sus famosas «veredas», convocando a cada vez más cantidad de gente. Pero lo que nos convoca aquí es ver sus canciones.
No es la primera vez que vemos a un dúo femenino agarrar sus instrumentos acústicos y componer un disco. Tan sólo recordemos a la dupla Patané/Fagés, pero sí es la primera vez que escuchamos que dos mujeres se ponen a componer canciones tan optimistas y alegres.
El álbum de Vecina empieza con una dulce melodía de acordeón acompañada de otra igualmente dulce melodía de piano (obra de Cecilia Bienati, que aporta en todo el resto del disco), dando forma al tema «Balneario». Laura y Marianela alternan voces para explicar que «El mar cambió y se puso gris», así que todo parece empezar con un cierto rumor de olas y playas y gente (¿niños?) nadando en el mar. Lindo tema para introducir un disco que parece anunciar mucho optimismo y tardes soleadas.
El segundo tema, «Render Peruano», confirma todo en la primera linea: «Que lindo está el día para salir»…y sí, Vecina no en vano nombró «Foto de un buen día» a su debut musical. Una mesa al sol, alguien que está definitivamente enamorado de la gente que pasa, todo es alegría y belleza en el universo de Vecina.
La música tiene muchas reminiscencias de folklore, chacarera, pero la mayoría de las canciones remiten indirectamente a un paisaje citadino, y sobre todo a esas tardes en los corazones de los barrios de Buenos Aires. Alguna de esas tardes donde los vecinos se juntaban a tomar mate en la vereda, algo que forma parte de un pasado, lamentablemente, remoto, pero que retorna en el espíritu cancionero de Vecina, aunque sea escuchando su música. De todas formas, un render es una imagen virtual, y si esta no está que tal si vamos al peruano y sentarnos bajo a el sol a enamorarnos de la gente que pasa.
Es que el álbum es exactamente eso mismo: un álbum. ¿Cómo se explica? Bueno no sólo es un álbum de música, en el interior parece haber sido pensado para que funcione como un álbum de fotos. Y que en vez de doce canciones hay doce imágenes que las «vecinas» nos muestran para contarnos sus recuerdos de cada una de ellas.
«Entre Tortugas» es un ejemplo. Entre silbidos despreocupados y un ritmo semi-candombero las chicas dicen lo siguiente: «Casi me olvidaba pero guardo en un casette el viaje a una isla/ Barco que me deja entre tortugas y una cinta que jamás fue vista» . La foto que se nos viene a la mente es una escena caribeña, quizás situada en alguna parte de México (se menciona a La Martiniana, canción característica de esos lares) y la situación es alguien recordando esas ¿vacaciones? y pretendiendo dejar de querer a aquellos personajes que aparecen. En «Cinco Gallinas» la imagen es campestre, un corral con cinco gallinas, un cielo inmenso…no hace falta explicar más.
Sin duda, estoy inventando las historias. Pero las canciones motivan a «hacerse la película». Y eso es que lo que da gusto de escuchar doce temas aislados. El gusto está en la sutileza de sus composiciones y la dulzura del imaginario que suponen. Quizás ya no exista en los barrios porteños esos vecinos que te conviden mate en las vereda, pero Laura Ledesma y Marianela Cuzzani al menos se toman el trabajo de recordarnos con esas foto-canciones que esas cosas pasaron y que puede que en algún momento vuelvan a ocurrir, y que si vamos a tener nostalgia, que sea de un buen día.
Por Renzo Cavanna – re.cavanna@gmail.com
El Rock Perdido 