En nuestra última reseña nos quejamos de la situación social (Sara Hebe & Ramiro Jota y su «Colectivo Vacío«), pero la que nos reúne ahora nos enseña a disfrutarla. Los gritos de angustia se transforman en chistes bizarros. Las protestas en bailanta tropical. Ante las adversidades, a veces, la mejor solución es cantar y hacer música, y vaya si lo aprendieron las Kumbia Queers.
Con ocho años de historia, este grupo de Cumbia-Punk se volvió un nombre de referenca en el under argentino. Al principio como grandes representantes del movimiento LGBT, pero luego como un verdadero grupo de vanguardia en la escena musical del país. Reconocidas mundialmente (cada año hacen giras por Europa y México), no hay mucho más que decir de las Kumbia Queers, salvo su nuevo grito: «Canta y no Llores». Una publicación que toma por asalto varias cuestiones vinculadas a todo tipo de derechos: humanos, de la mujer, sexual, cultural, etc.
La esencia es la misma que lo que nos tienen acostumbrados. Cumbia tropical, mezclada con distorsión, irreverencia, y esas ganas de vivir en fiesta continuada día y noche. El mensaje, por supuesto, también es el mismo. Es algo que lo aleja de grupos como La Delio Valdez pero lo acercan a grupos como los Rusos Hijos de Puta, o Miss Bolivia: el ansia por atacar los prejuicios y los moldes sociales, incomodar a los oyentes, pero a la vez sacar una sonrisa, hacer mover los pies, o menear la cabeza. Además, la experiencia de este grupo (ya es su cuarto disco larga duración) lo avala.
El disco comienza a pura fiesta tropical con «Tanto me Quería», una cumbiancha dedicada al dolor por un amor perdido. El tema es que la música es tan alegre, que uno nunca sabe si reír o llorar. Nosotros recomendamos bailar. Y yo supongo que eso es lo que querrán Johanna Rosenbaum, Patricia Pietrafesa, Florencia Literas, Pilar Arrese e Inés Laurencena en estos temas. Mover el corazón, junto con el cuerpo.
Además de la presencia ya mítica de su voz principal Johanna, la bajista Patricia y la tecladista Florencia debutan como voces principales en «Lo Peor», «Algunos Días» y en ese Heavy Metal Tropical que es «Contraindicaciones», donde quizás se encuentre la mejor auto-definición de las Queers en toda su historia:»somos el concepto de lo que quisieran ver muerto». Un tema además, donde la combinación de sinthe y guitarra sobre-distorsionada produce un caos de sonido, anarquizando el ritmo de una manera audaz. El mejor ejemplo de como combinar Hard Rock y Cumbia.
Los invitados están a la altura del presente del grupo. Rosario Bléfari, lider de Sue Mon Mont, le da ese toque tan personal y hermoso en «Se Van Borrando». Sara Hebe prende fuego el micrófono en «Plantala», y Boom Boom Kid también anota su presencia punkie en «Si Pudiera». Pero las verdaderas protagonistas son las Queers. Su actitud constante ante las luchas culturales y sociales que acontecen en el país se actualizan en «Que Todos Sepan mi Sufrir», otro lamento de amor esta vez ante una situación de violencia y maltrato entre una pareja. Su lanzamiento y la marcha del #NiUnaMenos parecieron casi ponerse de acuerdo para alimentarse entre sí. Como si esa marcha fuera hecha exclusivamente para este tema y viceversa. Pero no, la manifestación fue un acontecimiento espontáneo, y las Kumbia Queers siempre lucharon por el reconocimiento y el respeto a la mujer, entre otras cosas. Por lo tanto, era cuestión de tiempo que ese tema se volviera un himno en contra de la violencia de género, y por suerte, no hubo que esperar tanto.
Estas seis mujeres no sólo no se doblan ante la realidad social que nos toca, sino que la enfrentan, la intentan modificar, y encima con fiesta y buena cumbia. En sí, es una buena estrategia. En vez de gritar, patalear, lamentarse, protestar y llorar por la situación, el mensaje es cantar. Cantar de día, cantar de noche. Cómo pájaros en una playa tropical. En este caso, los pájaros son las Kumbia Queers, y su música la playa tropical. Y si nos preguntan, nosotros recomendamos bailar.
Por Renzo Cavanna – re.cavanna@gmail.com
El Rock Perdido 