Fernando Henry, Lucas Meyer y Pau O’Bianchi «Fernando Henry, Lucas Meyer y Pau O’Bianchi»

Publicado: 27/03/2015 en Uncategorized
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Henry, Meyer y O'Bianchi

 

Uruguay es un país que no para de sorprender. Tuvo un presidente que vivía en una casita de campo, tiene más vacas que habitantes, y una filosofía de vida de las más lúcidas de Sudamérica. A su vez, la música uruguaya está signada por el Candombe, la Murga y, quizás, el Tango pero en los últimos años fue el Rock uruguayo el que ha ganado mucha notoriedad, al menos como repercusión en la otra costa del Río de la Plata, donde tiene la suerte de vivir quien escribe.

Así todo, también en el ámbito del rock «independiente», Uruguay otra vez da la nota. Tres músicos de amplia carrera en las tierras charrúas, unieron sus mentes compositivas, y sacaron un disco fruto de múltiples sesiones de experimentación lo-fi, pero una gran maestría y sensibilidad en la producción. Estos tres tipos son Fernando Henry, Lucas Mayer y Pau O’Bianchi, cantautores reconocidos en la escena montevideana, creadores de gran cantidad de discos, bandas, sellos independientes y demás, que decidieron juntarse en el pequeño cuarto de O’Bianchi para «zapar» pero con la idea concreta de hacer un disco.

El resultado fue esto, un álbum sin nombre, pero con muchas variantes y diversas gamas de sonido. Un disco que reúne quince temas, una cantidad innumerable de colaboradores, y estos tres músicos que demuestran su capacidad creativa, pero sobre todo musical, en 33 minutos.

La idea del disco consiste en reproducir lo mejor posible la velocidad y la dinámica imprevista de un oyente en la época de Internet. Por eso, los temas se suceden unos a otros casi sin respiro, y lo peor es que de un calmado rasgueo dylaniano se puede pasar en segundos al más frenético Hard Rock setentoso. De hecho, así pasa en los primeros dos temas («Alucinación 11/10» y «Los Conservadores») los cuales terminan sin que podamos terminar de saborearlos. Para «Candy Bar», una oda a un barsucho montevideano, las cosas se establecen algo. Una balada de dos minutos pero concisa y sobretodo nostálgica y melancólica, donde xilófonos, piano, acordeón, un gran riff de guitarra y un dúo de cuerdas se van sucediendo casi acordes al estilo planteado por el disco. Pero la hermosa melodía es cortada bruscamente, casi de forma absurda, sin sentido, y en esa malicia aparece un viaje lisérgico fuerte como «Ácido en el Trabajo», que a su vez es también interrumpido y así todo el disco…De hecho, la sucesión de imaginería y temas fue captado en un video correspondiente realizado por Juan Renau, que consiste en fragmentos de películas, grabaciones de noticiero y filmaciones amateur todas enmarcadas en las quince canciones que conforman este disco.

«Esta no es la primera vez que te escribo, canción del desamor» es la simple frase que se repite en «Flamenco de las dos antenas», un verdadero mantra, que cuenta otra vez con el dúo de cuerdas que tan bien le sienta a las canciones. Pero así podemos enumerar varias como «Ovni Dorado», «Hotel Spinetta» (con esas desafinaciones que conmueven, y una especie de ametralladora que «arruina» la tercera estrofa) y por supuesto «La Florista», una balada que nuclea lo surreal con el amor. Es que estos tres compositores no se quedaron con chiquitas y armaron un disco que bien podría ser lo mejor de sus carreras (no creo igual, no he escuchado el 100% de sus materiales, pero esto debe ser uno de sus grandes hitos).

Quizás será que las calles de Montevideo tengan algo especial que se nos escapa a los que no habitamos allá. Será que los uruguayos sepan algo que el resto del mundo no. Lo cierto es que cada cosa que sale de allí tiene un gusto a genialidad que es un deleite para los oídos. Es una frescura que es muy bien recibida en Argentina hace un tiempo (por lo menos de Jorge Drexler en adelante) y el trío Henry-Meyer-O’Bianchi no es la excepción. Como mencionamos antes, este disco es totalmente artesanal, fue hecho en un cuartito, sin consolas, micrófonos caros, ni estudios (eso sí, todo el gasto fue a parar a las masterización) pero el resultado es tan maravilloso que sorprende. Quizás las paredes antiguas y desgastadas de Montevideo tengan una resonancia especial. Quizás Fernando Henry, Lucas Meyer y Pau O’Bianchi sean tres músicos del carajo. Quizás.

Por re.cavanna@gmail.com

 

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