Vera Cirkovic «Las Damas de Negro»

Publicado: 14/01/2016 en Uncategorized
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Las Damas de Negro cover art

Ah! L’Amour. En la última reseña hablamos un poco de las falsedades, del excesivo virtualismo del amor. Por supuesto, nuestro Cancionero Romántico siguen en pie y activo. Pero ahora ¿es un cancionero maduro? Es decir, ¿nuestras canciones de amor son lo suficientemente adultas como para convencer a cualquiera o son tan sólo suspiros adolescentes? Con lástima, me tengo que inclinar por la segunda opción.

Y no estoy diciendo que hay malos temas. Sólo que en Argentina el amor parece no madurar nunca. Se pierde en los primeros coqueteos y se desvanece con el tiempo. Y de eso hablan casi todas las canciones. No queda otra que pedir ayuda. Internacional en este caso.

Porque si hay personas en la tierra que saben de amor son los franceses. Sí, Jacques Brel, Serge Gainsbourg, Edith Piaf, Boris Vian y un larguísimo etcétera componen una lista de hombres y mujeres que durante siglos se dedicaron a cantarle al amor. Por lo tanto, si hay que buscar una referencia es justamente en la Chanson francesa. Pero ¿cómo llegamos a ella? Hasta hace poco no hubiéramos podido decirlo, pero ahora tenemos una embajadora del género en nuestro país y su nombre es Vera Cirkovic.

Francesa de nacimiento y de familia croata, Vera es una cantante de ópera. Nacionalizada argentina tras casarse con el también cantante lírico Darío Volonté, durante el 2015 decidió cambiar un poco su enfoque. En un ciclo que llamó «Las Damas de Negro», pasó a interpretar canciones de Barbara, Juliette Greco y Edith Piaf, compositoras francesas del Siglo XX. El recital pasó a un álbum y este resultó ser un apasionante abordaje de la Chanson en estas tierras.

«Las Damas de Negro» fue grabado en vivo en el Auditorio de la Fundación Beethoven y cuenta con la dirección de Pedro Giorlandini al piano y el aporte de Arauco Yepes en percusión y Mintcho Garrammone en acordeón. Enteramente cantado en francés, el show corta las partes de intercambio de Vera con el público, por lo que tiene más espíritu de álbum grabado en vivo, que de show en vivo hecho álbum. Las canciones, por demás, son irresistibles. La primer parte está dedicada a Juliette Greco y se destacan «Accordéon», «La Javanaise» y «Paris», mientras que las últimas seis son de la gran Edith Piaf, empezando por ese monumental y devastador tema llamado «Hymne a l’amour» («Himno al amor»), quizás la base de todas las canciones de amor que se hagan en el mundo.

Pero el pequeño enganchado de temas de Barbara, «Dis, quand reviendras-tu?» («Dime, cuando volverás») y «La Sollitude» («La Soledad»), es uno de los puntos fuertes del disco. Con un piano como única compañía, los temas son un vaivén, un vals melancólico, y la voz parece venir del alma y no de las cuerdas vocales de Cirkovic. La emoción que ya de por sí tenían todas estas canciones se le suma la gran performance de una cantante que sabe cómo interpretar a sus compatriotas.

La invencible «Chanson des vieux amants» («Canción de los viejos amantes») es un tema original de Jaques Brel que habla de un amor maduro, viejo pero todavía joven y tormentoso. ¡Cuánto tenemos que aprender de los grandes maestros franceses! El tema tiene una fuerza incontenible llevado por el piano de Giorlandini y, por supuesto, la voz de Vera. Quizás su condición de mezzo-soprano le viene como anillo al dedo a una canción que tiene mucha fuerza contenida, mucha tensión, mucha furia, pero a su vez ternura, amor y pasión.

Aunque no todos son temas de amor, («Paris Canaille», «Milord» y «Bravo pour le clown» son temas más de cabaret), «La Damas de negro» es un verdadero canto al amor. Una lección magistral y una muestra del nivel de perfección que puede llegar una simple canción si son escritas con sinceridad y corazón. Vera Cirkovic se convierte así en nuestra embajadora de la Chanson francesa, y tenemos que aprender de los grandes maestros a través de ella. Y así nuestro cancionero será imbatible.

Por Renzo Cavanna – re.cavanna@gmail.com

 

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