Se hace muy difícil, a veces, pensar o tan solo imaginar un disco de Hip Hop sin la voz. El rol del MC en la unión rapera resultó sagrada, tanto que terminó por destacarse por sobre su otra mitad fundamental: el DJ, o productor. El maestro de las consolas, en estos casos, es muy importante y poco entendido. Es el proveedor de música, el que da vida a las líricas y el creativo que sabe mezclar diferentes ritmos en una misma canción.
Pero la diferencia aún más significativa entre el rapero y el DJ, es la de que este último puede existir por si sólo, sin necesidad del otro. A pesar de que no tenga la misma fama, ni los mismos niveles de exposición pública. Es la base de todo lo demás, es lo que mueve al arte…
Y si hablamos de productores en este país hay que destacar el trabajo de Gastón Salazar, quien aquí en Argentina, y en el resto del mundo, se lo conoce como Gas-Lab. Un productor que supo fusionar los grooves del Jazz con los beats del Neo-Soul, y que todo resulte en un mix ideal para el nuevo Hip-Hop del este Siglo XXI, globalizado y urbano. Desde su conjunción con el neoyorquino Traum Diggs, su «Jazz Hop» recorrió el mundo y tuvo su latinización en «Júbilo», junto al dominicano Hache-ST.
Pero además, el continuo perfeccionamiento y remezcla de sus samples está siempre funcionando en su laboratorio de Del Viso. Y así, en este 2016, otro lanzamiento de Gas-Lab está disponible para la red digital. Se trata de «Seasons», un disco que es una continuación del sonido de «Moods» pero que lleva un poco más allá ese espíritu.
Y como sus discos anteriores, Gas-Lab introduce el álbum con la canción que lleva su nombre. Y lo primero que se percibe es un acorde de órgano y un coro atmosférico, cosas típicas de la música del productor bonaerense, junto con ese sucio ruido de consola vieja (el comienzo de «Otoño Blues») y ese bajo carrasposo y groovero.
La onda de «Seasons» en este caso, es representar las emociones de las temporadas anuales. No solo literalmente («Summer Breeze» juega con la Bossa playera brasileña, mientras que «Invierno» hace pensar en un hogar al calor de una chimenea) sino también conceptualmente (hay temas como «Frío» o «Pájaros» que representan sonidos de esas épocas del año). Pero lo más importante es que también hay una evolución en el sonido general, que se conecta con trabajos anteriores y que marca un cambio en la manera de llevar adelante la base groovera. «Bangalore Bounce», hace acordar un poco a «Hindu Kush» y sus raíces mántricas, pero está vez sin ser meramente un compendio de cantos, sino una canción que juega con el hipnotismo sonoro. Eco en reversa de guitarra, extraños sonidos en el background y una voz mágica hace del tema algo más que una simple base para que un rapper ponga sus letras. Es algo que invita a la experimentación, y a lo que el Hip-Hop siempre sostuvo y que lo hizo tan culturalmente valioso, que su música avance, y que no mantenga siempre las mismas formas.
En suma, de todas las variantes que maneja Gas-Lab, «Seasons» se ubica en la más jazzera y soulful. Como si en realidad, los temas tiendan a pertenecer a la ola del Neo-Soul, que a una sesión de Rap. Pero eso es algo que queda librado al azar cultural. Y es aquí donde llegamos a la verdadera importancia de estos trabajos. Estos temas fueron hechos para ser compartidos, para ser usados y para ser mezclados como uno quiera. No importa en que momento de la historia, ni que lugar del planeta (estos beats ya han llegado a lugares tan distantes como República Checa). Y así avanza la música, avanza la cultura y avanza el arte. Y la música de Gas-Lab es LA base. Como esas rocas que se pierden en el fondo del gran océano. Es lo que no se ve pero que sostiene todo. Y ese todo puede ser hoy el Hip-Hop, pero mañana quien sabe. Eso es lo importante…
Por Renzo Cavanna – re.cavanna@gmail.com
El Rock Perdido 