Peces Raros «Parte de un mal sueño»

Publicado: 01/05/2016 en Uncategorized
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Parte de un mal sueño cover art

Lo dijimos, se nos vino encima una catarata de discos pegadizos y bailables. Hasta ahora tenemos (aunque faltan más), a Los Amigos de Don Atilio, con su debut festivo y radial «Ladda», y también el hit sexy-atrevido de Francisca y los Exploradores, «Franco». Todavía hay en carpeta muchos más, pero hasta el momento tenemos un lindo panorama para el baile indie-alternativo-hipster o como sea que se llame.

Porque así es la onda de este disco. El baile. La joda. O mejor, la Noche. La música vive de noche y de día descansa, o ensaya. Y esta es la primer imagen que atrae al oyente del segundo álbum de Peces Raros, «Parte de un mal sueño». Una noche desvelada, insómnica, asfixiante, en un pequeño cuarto ubicado en el rincón más escondido de un edificio. Y la música que le sigue tiene los ritmos amigables del Pop, pero con la inteligencia de la música electrónica bien hecha. Digamos, la onda rítmica-experimental de Barco pero con el sinceramiento y el poder sónico de Camión o Pérez, o cualquier otra banda platense.

Por eso el disco en sí fue una sorpresa para muchos. Porque Peces Raros era y es considerada una banda de Rock. Y así fue su presentación en «No Gracias», un Rock algo particular, pero Rock puro al fín. «Parte de un Mal Sueño» ya empieza, en «Río Rhin», con un arrebato Techno Industrial que deriva en golpes de beats sordos con mucho paladar Dance, más un toque de sensibilidad Pop. Todo esto indica un cambio radical de estilo para la banda de Lucio Consolo, Marco Hugo Viera, José Manuel Lescano y Benjamín Riderelli. Parece ese histórico pasaje en el cual Joy Division se transformó en New Order, gracias a los ravés y la música House.

Así, el ya mencionado «Río Rhin», deriva sin pausa en el tema que le da nombre al álbum, donde una posible frustración romántica se mezcla (como justamente en un mal sueño) en conspiraciones políticas y golpes contractuales. El ritmo es asfixiante, da la sensación de que así es la música que suena en la cabeza de un borracho cuando se acuesta en su cama, una noche de verano ardiente.

Las referencias a todo tipo de personajes públicos en la lírica es recurrente. Jean-Paul Sartre, Tita Merello, Lamarque, Stanley Kubrick y hasta periodistas de la Rolling Stone desfilan por las letras, que tocan temas muy variados pero definitivos. Digamos que en el mal sueño de Peces Raros, hay mucho alcohol, romances por supuesto, pero también algo de frustración. «Parte de un Mal Sueño» es la realidad luego del convencimiento rockero en «No Gracias». Sin ser oscuro, el segundo álbum de Peces Raros es demasiado realista. Ahoga en un dolor de cabeza, la festividad del Rock.

Y en el medio de ese realismo, se ve mezclada ideales de todo tipo. Políticos, musicales, y de estilos de vida. En la última frase de «Heroes del Bar», última canción del disco, esta pseudo-frustración es clara: «Te emborrachaste con ideas de allá/ lloviznas nórdicas que cortan el mar/ Las he escuchado y he pensado, no están tan mal/ pero qué derrota». Y si bien el punto de mayor calidad musical es por lejos la sensualidad de «Aunque me digas que no», es en este último tema donde sale a flote la capacidad de los Peces para concluir un disco sublime…y sorpresivo para muchos.

Y esa capacidad tiene que ver con mantenerse 40 minutos sin detener el baile. A veces frenético, a veces lento, a veces sexy, a veces sucio, el disco es puro ritmo de principio a fín. Y todos los instrumentos están enfocados a eso. El disco es ideal para mover el cuerpo, para que brille en pistas y boliches underground. Pero sin necesidad de apelar a lo obvio. A pesar de que uno termina enamorándose de los temas, estos hablan (y hasta suenan) lo contrario. Es la felicidad cuando todo sale mal. Es el optimismo irónico en tiempos de guerra y hambre. Esto en definitiva, es Peces Raros subiéndose a la cima de las bandas emergentes argentinas. Que grata sorpresa.

Por Renzo Cavanna – re.cavanna@gmail.com

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