La perfección es casi un recurso obligatorio en el Pop. Mientras más brillantes, y mejor producidos sean los sonidos, más chances tienen estos de llegar a los oídos de la gente. Toda esa combinación de canto, instrumentos, mensaje en las letras, imagen de los músicos y sonido en vivo deben fusionarse y llevarse a un nivel superior en el Pop. Sino pregunten por un tal Gustavo Cerati, o escuchen el primer disco de Virus, o Jessico de Babasónicos.
Bueno, ocurre que tres tipos oriundos de Villa María, lograron completar cada uno de estos items poperos a la perfección. Esta gente se hace llamar Rayos Laser y son, a nuestra opinión, el furor del Pop Emergente argentino.
Sí, son tres. Como los Soda. César Suppey, Gustavo Rodríguez y Tomás Ferrero formaron la banda en el 2010 y publicaron su primer disco («Rayos Laser») un año después. No sólo la calidad del sonido, sino esa búsqueda por la perfección constante los llevó a ser considerados como la gran novedad musical de la década, y con «Villa Nueva», su último álbum, todo eso quedó confirmado.
Melodías etéreas, pequeños golpes de teclado estratégicamente ubicados, guitarras limpias y armónicas, todos estos elementos aparecen en «Con Amor» como anuncio de un verdadero disco superador. Es que «Villa Nueva» es un canto a la producción obsesiva. Y es capaz de sacarle más de una sonrisa y aprobación a cualquier músico experimentado. Rayos Laser, sin duda, no es cualquier banda. Es un grupo que sabe transformar una simple canción en una maravilla.
No parece haber ningún punto débil en el disco. Y claro, se trata de un disco Pop por excelencia. Son esas famosas canciones hechas para la radio. Pero ¿cuál es la diferencia entre Rayos Laser y otros grupos Pop como Indios, Barco o Surfistas del Sistema?. Que justamente las canciones parecen hablar de algo diferente. Algo como la búsqueda de renovación. «Piel Dorada», en una primera escucha, puede tratarse de una oda a la siesta («Dormir, dormir, dormir/Es lo que quiero hacer»), pero más bien es una búsqueda de calma y reacción («El mundo se frenó en un día normal/La calma apareció, me hiciste reaccionar»). Los sintetizadores aquí actúan un papel clave. Tanto en esta canción como en su sucesora «Llámame» los sonidos son los más brillantes posibles gracias a las teclas.
«Villa Nueva» quizás sea una sonrisa hecha música. Y como dijimos esto es oro para las radios. Es la satisfacción de saber estar escuchando un buen tema, lo que mantiene vivas todavía a las FM. Canciones como «Un Acto Mágico» (que, aparte, tiene un arreglo de cuerdas superlativo hecho por Ariel Rodríguez) tienen destino de sonar dentro de un auto, o en el trabajo, o en cualquier lugar donde se lleve a cabo una rutina. Están hechas para salvar al ser humano del aburrimiento. Y así ocurre con «María», «Jugar con Fuego», «Con Amor» o (inserte aquí cualquier canción de «Villa Nueva»).
Así son los discos Pop. Geniales, atrapantes, seductores. Rayos Laser y «Villa Nueva» son todo eso. Un disco que enamora a primera escucha por sus melodías y que sigue erotizando a medida que uno va jugando a descubrir nuevas capas de sonido cada vez que renueva su escucha. Y así se va configurando el verdadero mensaje del disco, que subyace en este y cada uno de los discos de las nuevas bandas emergentes: que hay cosas nuevas dando vueltas. Que quizás no nos demos cuenta, pero estamos escuchando el futuro. Que estamos contemplando todo un poblado moderno de artistas talentosos, que son capaces de tomar por asalto la historia de la música argentina. Y así, un disco como este con destino de radio, una banda como esta con destino de festival, forman un nombre que, sin duda, tiene destino en la historia.
Por Renzo Cavanna – re.cavanna@gmail.com
El Rock Perdido 