La fusión musical es una de las mejores de maneras de hacerse de una identidad musical. Morbo y Mambo, en este caso, no es la excepción. Ellos directamente declaran poner al Dub, el Afro-Jazz y el Stoner Rock en una misma coctelera, siendo el resultado es este álbum, titulado directamente «Morbo y Mambo». Pero lo cierto es que el Funk, el Ska, Punk (chequeen sino «Das Papier») y hasta un vestigio de Candombe y todo lo que puede llamarse ritmos afro-americanos se pueden identificar en este disco homónimo de la banda, el cual ya viene siendo lo mejor logrado por la banda hasta el momento (hasta hoy no tenemos noción de una nueva publicación).
Con «La Espada de Cadorna», Morbo y Mambo abre su disco a puro dub, con vientos efectivos, un funk indestructible y unos pares de samples con voces de villanos que parecen venir del más allá. Todo eso se transforma, al cabo de tres minutos de viaje, en un stoner-rock furioso que dura unos acordes para volver a la psicodelia del principio y terminar yéndose en la lejanía, solo para introducir una fiesta de percusión en «Blanco Nigeria». La mezcla de estilos y géneros es recibida con gran aplomo por una banda que nunca quiso intentar hacerse de etiqueta alguna, sino que busca su identidad en su propio parecer musical. Sin intención de comparar, es como si Dancing Mood y La Bomba de Tiempo se fusionaran y lucharan por hacerse entender en una sola canción de Morbo y Mambo.
Carla Flores en guitarra, los hermanos Manuel y Mateo González Aguilar en la base de batería y bajo respectivamente, Fermín Echeveste en trompeta, Maxi Russo en trombón y Fer Barrey en percusión (también conocido por su participación en Los Espíritus) son los ideólogos de estas once pequeñas muestras de virtuosismo musical, capaces de inducir estados musicales variados al oyente (sobre todo al que los ve en vivo).
Nada más representativo que un tema llamado «Candomb» que comienza con ecos de Drum&Bass sampleado para continuar con una base de bajo, percusión y batería, propiamente dicha, casi hipnotizante. Un tema casi tribal que hasta tiene pasajes de Indie Rock instrumental por momentos.
Morbo y Mambo sabe que la música está más allá de cualquier intento de configurarla o encasillarla. De hecho, cualquier intento mío por explicar este disco va a estar incompleto si el que lee estas líneas no va a ver a la banda en vivo, o no se presta a escuchar sin compromisos ni prejuicios todo lo que tiene por ofrecer este disco. Es que todavía muchas personas les cuesta romper el huevo en donde están metidos y desparramar la yema sin temor a ensuciarse. Al día de hoy, son tres años los que pasaron desde la salida a la luz de estos sonidos musicales. Y si, inevitablemente, tenemos que volver a escucharlos de vez en cuando, es porque están en camino a convertirse en un hito de la música alternativa argentina. Imposible, no tenerlos en cuenta.
Por Renzo Cavanna – re.cavanna@gmail.com
El Rock Perdido 