Tomates Asesinos «La Luz Buena»

Publicado: 18/10/2016 en Uncategorized
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La música de fusión es emocionante por una cosa bien simple, hay de todo en el mundo para mezclar y fusionar. Desde los géneros ya establecidos y convencionales como el Rock, el Reggae, o la Electrónica, hasta los diversos ritmos locales y regionales, como la Chacarera, la Cueca o, digamos, los cantos tribales africanos, todo se puede meter en la misma bolsa. Y son tan infinitos los sonidos que derivan de estas fusiones que parece hasta inabarcable e imposible de imaginar. Los grandes movimientos culturales partieron de mezclas de este tipo y siempre que aparece uno en el horizonte de nuestra escena local, no podemos dejar de mencionarlo.

La fusión en este caso nos trae al trío cordobés llamado Tomates Asesinos, conformado desde el año 2003 por Luis Obeid, Santiago Guerrero y Esteban Favaro. Trío que parece haber madurado sus composiciones y haber llegado a un punto de ebullición perfecto. Luego de pasar toda su carrera creando tracks de puro electro-rock pesado, los Tomates encontraron en los ritmos del bombo legüero una base sólida para sustentar «La Luz Buena», su cuarto LP y quizás, su álbum definitorio.

Definitorio porque toda la locura, éxtasis, virtuosismo y sensibilidad musical de su carrera se ven plasmados en una forma sintetizada pero efectiva en este álbum. Apelando a la reelaboración de temas anteriores (varios aparecen en su EP del 2010), la banda descubre una veta poco explorada de la música contemporánea y, con la destreza del minero experimentado, logran explotarla cuidando del resultado final. Y así los tres integrantes se ubican en tres canales bien diferenciados que se ajustan y encajan a la perfección. Los sonidos de las cuerdas de la acústica son exquisitos, e invaden casi todos los tracks representando el costado «natural» del disco. Los beats rítmicos son cuidados, sobre todo en esa inspiración chacarera (algo así como un parche y aro electrónicos), variando de la furia a la calma según la emoción que se transite. Y por último, los sinthes mantienen esa magia mística , que sobrevuela los temas como recordando la verdadera esencia del grupo, que es la electrónica de la vieja escuela, de esa que nació con Jean Michel Jarre, Autobahn y el MiniMoog.

Por ejemplos, en temas como «Pasteurización» se nota la fusión de Kraftwerk con Atahualpa Yupanqui, en una especie de encuentro del pasado, realizado en el presente, para la cultura del futuro. Parece como si un payador se haya metido en un boliche de electrónica a las 3 am, y sus arpegios, de alguna forma, se hayan metido en la mezcla del DJ de turno. Un verdadero torrente de lujo y música de calidad.

«Los Clusters de mi Carreta», por otro lado, es puro dominio de los teclados. Pero el ritmo pausado casi que se parece al andar de una carreta. Como si de alguna manera, la naturalidad, la simpleza y, sobre todo, el paisaje del folklore argentino se filtrara por entre la música del espacio. El track tiene pasajes casi épicos que dejan los pelos de punta, y no hace falta estar en un estado alterado de la consciencia para flashearla.

Todo «La Luz Buena» es en esencia un disco buscado y trabajado.  Y es además, un disco que no tiene comparación, por lo menos en el país. Muy pocas bandas locales llegaron a semejante mezcla, y eso es algo que siempre hay que destacar. La creatividad en este tipo de iniciativas pueden ser (o no) el puntapié a toda una movida mayor. Esperemos que Tomates Asesinos y su Luz Buena sean tomados en serio por la escena electrónica local…si es que existe alguna.

Por Renzo Cavanna – re.cavanna@gmail.com

 

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